Había acudido al hositpal porque tenía una empalmada de polla que no se le bajaba. Su doctora resultó ser una asiática que alucinó con las grandes dimensiones de aquella gran polla y que fácilmente tuvo la solución y la oportunidad de poder llevarse un polvazo dentro del horario de trabajo, así que no iban a despedirla por follarse a un cliente.